Alan Sparhawk, Zak Sally y Mimi Parker son Low: poetas letales, músicos (demasiado) inteligentes, banda espiritual... ¿eh? Sí, pero en las oraciones de Trust, séptimo álbum del trío, no aparecen seres del más allá, sino enfermedades, venganzas, culpas y conflictos interiores de naturaleza tan compleja como a menudo indescifrable. Sus textos son herméticos, pero con una pequeña rendija que invita a que te imagines realidades mucho más misteriosas, profundas y probablemente atroces como única forma de redención. Rara vez sabes de qué demonios te están hablando, pero sospechas que te aterraría saberlo. Ya no necesitan títulos de una palabra para englobar sus dilemas morales, ni a Steve Albini para retocar un sonido solemne y opresivo que deja fluir las emociones con la lentitud tensa de un pelotón de fusilamiento. Las percusiones, los bajos y las voces fantasmales sólo descansan con algunos momentos de belleza ensoñadora (Last Snowtorm of The Year, La La La Song, Point of Disgust). Pequeñas anestesias cuyo contraste acrecenta la sensación de desasosiego: «Construí un lugar para niños/Ellos querían todas las respuestas/Yo les di todas mis conferencias/Y ahora son bailarines perfectos». Low son los verdaderos ángeles turbios. Adorémosles.

-- David Saavedra

« back to the reviews of Trust